Debo confesar que soy gran admiradora del cine español y francés, el nivel de discurso y la manera en que conducen la trama de sus historias es tan cautivador y misterioso, que fácilmente pueden prescindir de la utilización de efectos visuales o en todo caso emplearlos de manera mínima. La riqueza de sus personajes y una línea de tiempo bien construída hacen la magia, dejándonos a todos cautivados.

Delicatessen es precisamente uno de esos casos, una película francesa de 1991 que ví recientemente y  no me decepcionó, realmente fue más allá de mis expectativas. Planteada bajo una época de gran austeridad y de grandes dificultades, esta película muestra cómo pueden llegar a actuar los seres humanos cuando se ven acorralados por el hambre y la falta de oportunidades en un mundo de tendencias casi apocalípticas. ¿Hasta que punto los seres humanos pueden llegar a perder su valores, conducidos por la avaricia y el deseo? ¿En realidad podemos llegar a ser más salvajes de lo que nos imaginamos? ¿Qué debe ocurrir para que perdamos la racionalidad? Esta película plantea varias preguntas al finalizar la historia. Muestra lo más cruel de nosotros y nuestro lado más humano al mismo tiempo.

Además de contar con un ambiente cargado de misterio y suspenso también posee humor negro y algunas escenas un tanto fuerte para las personas de estómagos delicados. No es una película familiar, pero sí para compartir con la pareja o un grupo de amigos  que tengan pasión por un cine diferente al que nos tiene acostumbrados Hollywood.

Recomiendo ampliamente esta película, los invito a que la disfruten y sean ustedes mismos quienes la juzguen y hagan su análisis crítico del argumento que nos ofrece esta obra cinematográfica.